a la ventana Carolina

A la ventana Carolina 

Carolina, hoy después de otra temporada de cortinas largas y sin luz natural por fin me asomé por la ventana, levante ese manto que me impide ver el valle. A pasado casi una semana desde aquel accidente que quizá merecía para recordar que la vida es bella, que esta estúpida vida es bella, ciertamente me aferro mucho a la decadencia pero ahora que la vivo sin dinero y sin mi autonomía me doy cuenta del dolor real que también tiene esta pinche vida.
Me detuve frente a la ventana para ver el atardecer, el  sol ya se había ocultado pero el pequeño resplandor  que aún sobrevivía pintaba el cielo azul y levemente despejado de mil tonos anaranjados y rosados. Sabes, siempre me han gustado esos tonos breves de cuando el sol muere, es curioso pensar que en la muerte también existe belleza. Me pare frente a la ventana, solo camine unos pasos con las muletas debajo de los brazos y ya estaba bañado en sudor por el esfuerzo  y el cansancio que estos aparatos requieren. A pasado casi una semana desde que mi casa se bañó de rojo, de rojo sangre, de rojo muerte, de rojo decadencia y ese rojo me recordó una cosa... la soledad.
Vivo solo desde hace un año y medio y nunca creí estar tan cerca de perder mi sangre y mi vida. La estupidez más grande que e cometido es sentirme eternamente joven y salvaje, no es más que una mentira que cayó frente a mí mientras parecía ahogarme en mi propia sangre bañado de alcohol. 
A pasado casi una semana donde tengo que depender de la gente, donde no estoy acostumbrado a pedir ayuda y a recibirla con gratitud, casi una semana de tener que estar arrastrandome por mi casa para ir al baño o a la pequeña sala, casi una semana mendigando y contemplando el reloj para que llegue la hora de que alguien me obsequie un poco de comida. Una semana donde mi madre me escribe con ternura y tristeza... una semana padeciendo la ausencia de mi marecito de muerte que aunque me a visto un par de veces siempre tiene que salir volando.
Carolina, me asomé con todo el dolor de mi corazón inútil por la ventana y entré tanto lío, llanto y decadencia  pude hayar un poquito de esperanza... 

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